En un fallo que marca un precedente legal y político, el Tribunal Supremo del Reino Unido dictaminó que, bajo los términos de la Ley de Igualdad de 2010, la palabra “mujer” se refiere únicamente al sexo biológico. La decisión excluye explícitamente a las mujeres trans del alcance de esta definición, incluso si cuentan con un Certificado de Reconocimiento de Género, documento que permite cambiar legalmente el género en registros oficiales.

El caso enfrentaba al gobierno escocés con la organización feminista For Women Scotland, que cuestionaba la inclusión de mujeres trans en políticas públicas destinadas exclusivamente a mujeres biológicas. La sentencia, conocida este martes, pone fin a un prolongado litigio y sienta jurisprudencia sobre los límites legales del reconocimiento de género en el Reino Unido.

La Corte sostuvo que, si bien las personas trans tienen derechos protegidos por otras leyes, no pueden ser incluidas dentro de la definición legal de “mujer” cuando esta se utiliza en contextos específicos, como políticas de acción afirmativa o servicios diferenciados por sexo.

El fallo fue celebrado por sectores conservadores y feministas críticas del transactivismo. Una de las voces más resonantes fue la de la escritora J.K. Rowling, quien expresó su apoyo en redes sociales: “Una decisión importante para proteger a las mujeres y niñas”, escribió. La autora de Harry Potter ha sido una figura central en la discusión pública sobre identidad de género en el Reino Unido.

En contraste, organizaciones de derechos humanos y colectivos trans calificaron la resolución como un retroceso peligroso que socava años de avances en materia de inclusión y reconocimiento legal. “Esto es un golpe a nuestra dignidad. Tener un reconocimiento legal y aun así ser excluides de protecciones es inaceptable”, declaró un portavoz de Stonewall, una de las principales ONG LGBTIQ+ del país.

La polémica no parece cerrarse con la sentencia. Por el contrario, se espera que el fallo tenga impacto en futuras legislaciones y que reactive los debates en el Parlamento británico, donde las tensiones entre derechos de las mujeres y derechos de las personas trans han escalado en los últimos años.